No hace falta ser catedrático de matemáticas, ni trabajar en la NASA, ni realizar una ingeniería industrial para hacer la suma de 3+2, no vamos a entrar en el mundo de la física cuántica, pero creo que en tu casa, en mi pueblo y en Japón 3+2 son 5.
Esta sencilla operación a muchos no les acaba de cuadrar, o más bien no quieren oír o intentar entender.
3 preciosos pequeños estrella, 3 gestaciones, Maya, Aren y Abril, mis bebés estrellas, de poquitas semanas de gestación, si, las suficientes para venir con su alma a enseñarme mucho más que los libros, universidades y mil formaciones.
una primera hija en camino, Maya, que en sánscrito significa Ilusión, hija de las Pléyades, fue la que me hizo empezar mi primera maternidad y también con su partida saber lo que significaba ser un desalmado. Con ella se fue parte de mi alma y me quedé vacía, muy vacía . Empezando un camino triste, oscuro y profundo
mi segundo hijo, Aren, iba a ser mi Arcoíris, pero también partió. Le decía siempre «hijo agárrate fuerte», y tan fuerte se agarró que se quedo en la trompa. Vi su bum bum bum bum, su corazón latir para poco después tener la noticia que, en el siglo en el que estamos, no era viable ni para él ni para mi continuar la gestación. A los pocos días, operación de urgencia con extirpación de trompa, una simple laparoscopia para muchos, que mi cuerpo no quiso cicatrizar bien y lloro, lloro mucha sangre, los puntos no se querían cerrar.
Mi tercero hijo, Abril, el gemelo de mi Arcoíris mayor. Saber de su existencia confirmada por los médicos fue una de las alegrías más grandes. Al finalizar el trimestre me confirmaron que él no seguía. Aún sueño que le dijo a su hermano gemelo, «eiii yo me voy que he venido para asegurarme que tu te quedas y no dejas a mami está vez sin bebé en brazos».
2 preciosos pequeños Arcoíris, Nahual y Eluney, mis hijos aquí en la tierra, que me hacen dar gracias cada día a la vida por poder experimentar una maternidad que hasta su llegada no había conocido.
Mi cuarto hijo, Nahual, un gran guerrero que se adelantó unas semanas, un prematurito fuerte, que, pese a los varios especialistas visitados, me ha confirmado que la alegría, la bondad, la perseverancia tienen su nombre.
Mi quinta hija, Eluney, regalo del cielo, tan sencilla, tan de cara, tan presente quisiste hacerme el regalo de mantenerte en mi barriga 41 semanas, para confirmarme que podía confiar en mi cuerpo, que podía gestarte hasta que tú y sólo tú decidieras venir.
Así que si sumamos bien pues son 5, ni más ni menos
Es importante que cada uno decida como vive su maternidad, en mi caso opto por dar sitio y lugar a todos mis hijos, gestados desde el amor y la consciencia.
Sé que no es un camino fácil el de la Maternidad Arcoíris, pero te aseguro que vale la pena, te tiendo mi mano si sientes que para ti sería bueno que te acompañe. Más info aquí